Crónica de los 10.000 del Soplao 2013

¡Felicidades!…¡enhorabuena!…¡Felicidades!…¡enhorabuena!…¡Felicidades!…¡enhorabuena!…¡Felicidades!…¡enhorabuena!…¡Felicidades!…¡enhorabuena!…

Ha sido mucho más que un verdadero placer compartir con vosotros este reto solidario de "Los 10000 del Soplao", ha sido un HONOR. He vivido cada minuto de estos dos días emocionado, con el corazón a 170 pulsaciones,
no por los casi 5000 m de desnivel positivo ni por los 165 km, sino por vosotros, por la respuesta de este grupo que ha superado con creces los objetivos que nos fijamos cuando empezamos a forjar la idea. Estos proyectos solo salen adelante cuando las personas que se comprometen cuentan con una calidad humana y un espíritu de sacrificio fuera de lo común. Eso es lo que hace que se alcance el objetivo y eso es lo que este equipo de Bicipringaos ha demostrado en Los 10000 del Soplao. Antoñito, ¿estarás orgulloso de cómo entendemos ese espíritu de deportividad, solidaridad y amistad que tanto has insistido en mantener, a pesar del número, como lema de todo lo que hagamos juntos y que tanto predicas con tu ejemplo? Por encima de todas las actividades que organicemos, esa debe seguir siendo nuestra seña de identidad. No sé si empezar por el principio o darle la vuelta a la historia y empezar por el final. Creo que, por deformación profesional, voy a seguir la lista de chequeo mejor desde el principio.

El viernes, durante la comida en Casa Lucas, empecé a darme cuenta realmente del "tinglao" que habíamos organizado. Probablemente 60 personas, bicipringaos y amigos, que después de este fin de semana se han convertido en bicipringaos, mujeres y niños, todos juntos dispuestos a disfrutar de este momento. Momento genial, con un trato inmejorable por parte de Irene que nos ofreció menú a la carta para todos los gustos y para que, al día siguiente, nuestros depósitos de combustible estuviesen bien llenos de energía. A los postres, gran presentación de Rudolf, explicando perfectamente la situación de los puntos de avituallamiento a su cargo y algún extra más para que fuésemos entrando en materia. Después David Kbike hizo lo propio y nos sorprendió con unas medallas de oro a todos los "sopladores". Momento crítico, con la que estaba cayendo del cielo y el cocido montañés que algunos nos habíamos zampado, seguro que más de uno pensó que ya podía volver a casa con su trofeo sin tener que calzarse las calas. ¡Error! La policía estaba vigilando para que no se escapase nadie. BLOWER por fin se ofreció al grupo en persona y descubrió su identidad. Andrés y David,
os habéis equivocado de profesión, lo vuestro es el espionaje internacional. Os aseguro que en ningún momento pensé que David Kbike fuese el responsable de las crónicas que tanto hemos esperado en nuestro blog. ¡Fantástico! El Hefe, como gran Hefe, necesitó únicamente cinco minutos para dejar, una vez más, su sello antes de la carrera y darnos ese empujoncito de ánimo tan importante el día antes. Por último y, visiblemente emocionado, me dejasteis que mirásemos un minuto al cielo para sumarnos al momento tan difícil que está atravesando nuestro compañero Isaac y, al mismo tiempo, recibir el fuerte abrazo que nos envió a todos con fuerza y ánimo para que tuviéramos toda la suerte del mundo durante la carrera. ¡Gracias y adelante, Isaac! Y…¡Por fin! Llegaron los mallots. Ya teníamos nuestro traje de comunión ready. Os confieso que no las tenía todas conmigo hasta que no los tuve en la mano. Después, a Cabezón de la Sal, a por los dorsales. Vaya ambientazo que vive todo el pueblo con este evento, la gente se vuelca. Casi 8000 participantes de todas las modalidades recogiendo sus dorsales y disfrutando de la fiesta que había organizada. Localizamos a Chuchi, responsable de la organización de la carrera, le robamos cinco minutos para fotos y abrazos, pero no fuimos capaces de sacarle cómo encontrar el famoso atajo que nos ahorrase 50 o 60 km. Estaba claro, al día siguiente habría que sufrir. Al hotel, cena ligerita, los forofos del fútbol al partido y a descansar, nos esperaba un sábado bien largo por delante. Y… seguía lloviendo, lloviendo y lloviendo. No pintaba muy bien y las previsiones no eran muy buenas.
05:10 am, suena el despertador, salto de la cama. 05:30 bajo a desayunar y casi soy el último, el equipo ya estaba allí, reponiendo fuerzas y con una alegría en el cuerpo impensable el día anterior, cielos casi despejados y se veían las estrellas. Alguien quería que este fuese un gran día.
06:30 en los coches, camino de Cabezón. Nervios, mucha gente, calles cortadas, hasta que aparcamos cerca de la salida. Descargamos las bicis, fotos y corriendo a intentar colocarnos en el mejor sitio. Fue imposible ponernos todos juntos. En mi grupo, Escu y Goyo, a medida que nos aproximábamos a las 08:00, ya no podían más y enchufaron su propio "Thunder" de AC/DC, gritos de "SI SE PUEDE" y todos con la adrenalina a tope. 08:00, las tracas, ahora sí el "Thunder" oficial que anima la salida mientras recorremos el paseo de Cabezón y cruzamos el arco de salida. ¡Qué momento! ¡Qué emoción! Qué subidón cuando escuchamos al equipo logístico, Rudolf, Curro y Juan Peter animando a nuestro paso, fue como habernos tomado el primer "shot" ya en la salida. Hasta el km 35, primer avituallamiento Rudolf, en Celis, fuimos bastante agrupados, tanto que algunas rampas incluida "La Cocina" fue prácticamente imposible subirlas pedaleando. Jorge consiguió abrirse paso casi hasta el final cuando se le cruzaron, de repente, dos bicis y acabó con sus huesos en el suelo y necesitando asistencia médica. Muchos se habrían retirado pero él, ni se lo pensó, se subió en la bici de nuevo y hasta la meta. La bajada desde las cuevas hasta Celis parecía una pista de patinaje un sábado a las 7 de la tarde. Las cubiertas no agarraban nada y había gente y barro por todos lados. El segundo encuentro con el suelo cántabro lo tuvo Rafa, que por culpa del tráfico precedente decidió desviarse al alternativo, descubriendo entonces, que la pista era demasiado corta y acabó en unas zarzas. Como buen Bicipringao, metió motor y siguió adelante como si no hubiera pasado nada. ¡Cómo viven esta carrera por todos los pueblos que pasamos! En Celis, la gente nos dio pañuelos de papel para limpiarnos y tenían mangueras de agua preparadas para quitar el barro a las bicis. Yo sabía que nuestro punto de asistencia Bicipringaos estaba a 500 m, así que seguí y fue como entrar en el box de Ferrari. Curro se llevó mi bici a lavar, Rudolf tenía la intendencia dispuesta en el maletero de su coche, Lidia tomaba los tiempos de paso, Juan Peter preguntando qué más necesitaba y el resto de mujeres, entre ellas la mía, animando como si estuviésemos en un Gran Premio. ¡Vaya despliegue! A partir de aquí teníamos por delante los cinco grandes puertos del Soplao.
La organización, siempre pensando en lo mejor para el ciclista, los había ordenado perfectamente. Monte "A", para abrir boca, "El Moral", si subes este y no te tiemblan las piernas, te sube la moral por las nubes, "Cruz de Fuentes", interminable, "Ozcava", una trampa rompe piernas y "el Negreo", un verdadero regalo después de casi 140 km. La lluvia nos había respetado hasta ese momento pero el viento y el frío decidieron hacernos compañía durante todos los descensos, así que o te abrigabas bien o se te congelaba hasta la respiración. Afortunadamente, David eligió sus puntos de asistencia Kbike antes de iniciar la subida a El Moral y después de culminar Cruz de Fuentes. Qué alegría ver a lo lejos las velas de Sepla Ayuda y saber que ahí tenías una mano amiga con prácticamente todo lo que podías necesitar para seguir adelante. Los expertos en la materia nos habían insistido una y otra vez en la importancia de mantener el ritmo, cada uno el suyo, y de ser conservador. Así lo hice y pedalada a pedalada fui subiendo y bajando puertos. Es curioso como durante casi todo el recorrido ves alrededor tuyo los mismos dorsales. A partir de Celis, la multitud de participantes nos vamos colocando ordenadamente en nuestro sitio y compartimos subida tras subida. Nada como ver a lo lejos un mallot de Sepla Ayuda-Bicipringaos, uno de los tuyos, otro que está dándolo todo por esos niños que a tanta distancia de nosotros, tanto necesitan nuestras pedaladas y que el sábado los sentimos como si estuviesen en cada recodo del camino, animando con todas sus ganas. Sí señor, ellos también estuvieron en Cabezón de la Sal, con nosotros desde las 08:00 hasta que entró el último Bicipringao. Una vez superado Ozcava, me lancé hacia Renedo convencido de que ya sólo quedaba la última tachuela, "el Negreo" pero esa mentalidad en el Soplao no funciona, siempre queda alguna sorpresa y, efectivamente, nada más pasar Correpoco un miembro de la organización nos desvía por un sendero que no estaba practicable ni para las cabras, un barrizal plagado de piedras que nos obligó a bajarnos de la bici y recorrerlo casi todo a pie y que nos rompió el ritmo y un poco también la moral. Por fin, entramos en Renedo y vi la última vela de Sepla-Ayuda al final de una recta, en la puerta de nuestro hotel. Eran las 19:50 ¡Qué tentación! Ropa limpia, una ducha caliente, comida rica, rica, rica o 35 km más por delante con "el Negreo" a la vista. Mejor no pensarlo. Una luz por si se hacía de noche y a seguir. Justo antes de subir de nuevo a la bici, un lugareño me recomienda, "guarda porque las primeras rampas no son las más duras" ¡Cómo me acordé de él nada más empezar el ascenso! ¡Menos mal que no eran las más duras! A mi me parecieron un muro, pero le hice caso, intenté mantener la cadencia y para arriba con la animación de medio pueblo que esperaban el paso de cada ciclista para animarle y ayudarle a seguir avanzando. Cerca de la cima, para que no se me olvidase donde estábamos, empezó a llover cada vez con más fuerza. Aquí nos agrupamos Jorge, Rafa y yo y empapados, anocheciendo y con un viento racheado que se empeñaba en echarnos fuera del camino llegamos a la carretera dirección Cabezón de la Sal y la META. Lo habíamos conseguido, estábamos a las puertas de acabar el Soplao. Daba igual las horas de sillín, el sufrimiento de algunos momentos, el agua, el barro, el frío, el viento, todo se acababa de convertir en un ¡VERDADERO DISFRUTÓN! Cruzamos la meta a las 22:00 levantando los tres las manos unidas.

Nunca olvidaré este momento. ¡Felicidades!…¡Enhorabuena! a todos y cada uno de vosotros, todos habéis estado a un altísimo nivel en todos los aspectos. Yo, personalmente he vivido una experiencia única. Creo que hemos alcanzado con creces nuestro objetivo y también creo que nosotros hemos sido los primeros beneficiados de este esfuerzo y de estos meses de preparación y convivencia. En el grupo, muchos hemos conseguido acabar, algunos han hecho un tiempo magnífico y han demostrado su preparación y su capacidad física y se merecen la mayor felicitación del mundo, pero hoy les voy a pedir que me disculpen si me dirijo especialmente a los que no llegaron y a los que llegaron los últimos. Los primeros, por distintos motivos se tuvieron que retirar, muy en contra de su voluntad y después de vaciarse literalmente en la carrera. Calambres, cortes de digestión, dolor de lumbares y otros problemas no consiguieron pararlos hasta que ya era imposible dar una pedalada más sin poner en riesgo su salud y, a los últimos, cualquier cosa que les diga se quedaría corta a la hora de intentar describir el valor que tuvieron cuando dijeron SIGO al pasar por el último control de Renedo y al intentar describir el esfuerzo que realizaron para llegar a la meta, superando "el Negreo" y rondando las doce de la noche, después de 16 horas pedaleando y sin parar de llover. A mí me han dado una lección de compromiso con un grupo, con un proyecto solidario y de sacrificio por los demás. Esta actitud refleja exactamente el carácter que yo quise transmitir al grupo como eje del proyecto y como base para poder convencer a la gente para que apostasen por nuestro esfuerzo y para que comprasen nuestros kilómetros. Este espíritu de sacrificio es lo que
merecía la pena convertir en ayuda solidaria.

¡Felicidades!…¡Enhorabuena!…también al equipo de marcha que sufrió el Soplao a pie recorriendo 46 km con 2000 m de desnivel positivo y no menos esfuerzo y sufrimiento, especialmente en las bajadas, con unas pendientes de miedo que le dejaron a nuestro Hefe las piernas como a Rocky después de su primera película. GRACIAS… Antonio, Ñako, Hefe, Hutching, iLuis, Curro, Sergio, Chemix, Andrés, Txomin, Max, Luis, Escu, Goyo, Rafa M-G, Ara, Teo, Alfonso, David, Espartaco, Jorge, Julián, Carlos, Alberto, Rafa R, Juanaldo, Agus, Josito, Vice Guti, Javigle, Cristina, Dani, Jesús Palo, José Lucas, Julio, Zipi, José Chaves, Juan, Rudolf, Iñigo, Daniel Kbike, Fran, Raúl, Rubén, Juan Peter e Isidoro.

GRACIAS también a todos los patrocinadores que no han dudado en apoyarnos desde el principio y a todos los colaboradores que han puesto todos los medios que podían a nuestra disposición para el desarrollo de nuestro proyecto. GRACIAS al SEPLA y al COPAC que, a través de sus gabinetes de comunicación, también se han volcado con nosotros y a Sandra que ha dado información a todos los curiosos que se han interesado por nuestro Soplao. GRACIAS a Sandra que desde Sepla-Barajas ha llevado a cabo una importante labor de información.

GRACIAS SEPLA-AYUDA por tener fe en nuestra idea y por animarnos incansablemente.

¡¡POR OTAVALO!! ¡¡HAY MOTIVO!!

Javier






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